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Hace tres días abordamos el RV Falkor en Cabo San Lucas, México, con destino a las chimeneas hidrotermales (volcanes submarinos) en las profundidades del Golfo de California, en un lugar llamado Cuenca de Pescadero. Estamos entusiasmados de unirnos a otros científicos que han estado aquí durante dos semanas, mapeando el fondo marino y entendiendo mejor el diseño de este campo de chimeneas en particular.
Seis miembros del nuevo equipo científico son biólogos, interesados en organismos que van desde las bacterias más pequeñas, hasta los gusanos poliquetos de tres centímetros de largo, y las almejas del tamaño de un balón de fútbol. Estos organismos llaman hogar a este hábitat “extremo”, y no solo sobreviven, sino que prosperan, en las condiciones que nosotros encontraríamos más que inhóspitas. Están expuestos a altas temperaturas, altas presiones y químicos tóxicos, que resultan ser la fuerza que da vida en estos oasis profundos.
La base de la cadena alimenticia está compuesta por microbios (tanto bacterias como arqueas), que a veces funcionan como alimento: muchos animales que estudiamos se alimentan de las exuberantes esteras bacterianas. A veces, como colaboradores, muchos de los animales que encontramos en las chimeneas mantienen relaciones estrechas con las bacterias que les aportan nutrientes. Aún más extraño, los microbios colaboran entre sí para realizar proezas termodinámicas de metabolismo que parecen imposibles para aprovechar los nichos que no suelen estar habitados por otros.
Este campo de ventilación particular es único. Es uno de los campos de ventilación conocidos más profundos, con características químicas y geológicas que se combinan para formar un hábitat único en la Tierra. Una expedición anterior en 2015 (que involucró a muchos de nosotros actualmente a bordo) describió a la comunidad animal asociada con varios respiraderos en el área, sin embargo, se sabe muy poco acerca de la microbiología, posiblemente el aspecto más importante pero menos comprendido de cualquier ambiente hidrotérmico de chimeneas . Le propusimos al Schmidt Ocean Institute que regresáramos a este fascinante campo de ventilación para combinar una nueva comprensión más precisa de la geología y la química del área (completada por científicos en la primera etapa de la expedición), con un nuevo examen de los aspectos subyacentes. Comunidades microbianas (aún no estudiadas), con exámenes más exhaustivos de las comunidades animales que dependen de ellas para la nutrición.
Estos objetivos se vuelven aún más emocionantes al descubrir un nuevo campo de ventilación al el sur de la Cuenca Pescadero, que planeamos visitar en unos pocos días. ¡Manténganse al tanto!